lunes, 8 de junio de 2015

De niña a mujer

La pasada semana asistí como padre orgulloso a la ceremonia de graduación de mi niña mayor, Lorena. Justo coincidiendo con las graduaciones universitarias de mis alumnos, y época de graduaciones ya extendidas a todos los niveles educativos.

Es muy emotivo vivir estas ceremonias desde los diferentes puntos de vista y situaciones vitales: como padre y como profesor, ceremonia de fin de estudios preuniversitarios y de fin de grado universitario.

El paralelismo es extraordinario: elaborados discursos que evocan la llegada al colegio 15 años antes, o a la Universidad 4 años antes; imágenes de los años vividos, comentarios sobre los profesores o situaciones que han marcado a la promoción, y ahora, con las TIC, presentaciones con imágenes que muestran de manera implacable que el tiempo no se detiene para nadie. 

Miran desde los asientos, con suficiencia, aquellas caras que tenían ellos mismos y sus amigos, con las que entraban al inicio, mezcla de miedo, ilusión e incertidumbre ante una nueva etapa, y se ríen de aquellas lágrimas que le provocaba la nueva etapa…que hoy se transforman en lágrimas de emoción, de despedida.… sin ser todavía conscientes de que se inicia un nuevo ciclo, y en breve comienzan una nueva etapa llena de inseguridades y temores a lo desconocido: la vida universitaria o la laboral.

Y mientras nosotros, padres y profesores, les vamos dando pautas, lo mejor de nosotros, para enseñarles a discernir lo mejor en su futuro. Y tratamos de ir a su lado mostrándole las piedras del camino, los agujeros, las oportunidades, la opción a tomar en las bifurcaciones, los buenos o malos compañeros de camino, las mochilas cargadas que les ralentizan o los medios que le hacen más rápido o liviano el camino. Pero sin entorpecer en su desarrollo personal, en su autonomía, en sus decisiones personales.

Parece que hace unos días llevaba de la mano al 'cole' a una pequeñita y dulce niña inocente, con su uniforme, mochila y babero…y hoy sale una preparada mujer, con su banda y sus tacones. Formada y preparada para elegir la siguiente etapa de su camino.

Me siento realmente orgulloso de ella. Llegará donde se proponga y algún día será ella la que vea la situación desde este punto de vista con las nuevas generaciones,…y eso me recuerda que algún día, no hace mucho, estuve en esa misma situación, y había quienes desde la prudencia me querían, cuidaban, vigilaban y apoyaban para que yo también caminara. 

Enhorabuena, pequeña, ya has pasado de niña a mujer.

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