No obstante, la actualidad sigue marcada por el anuncio del cese definitivo de la violencia de ETA. Que ETA deje de matar me provoca inmensa alegría, independientemente de quién se apunte la victoria, que ahora toque negociaciones, acercamientos, de objetivos electorales...es una gran noticia que ya no haya personas que caminen con el pellizco de saber que en cualquier momento su última sensación podía ser un frío metal en la nuca.

Muchos años, muchas víctimas, muchas situaciones y todos han sabido controlar sus más bajos instintos. Gracias por vuestro ejemplo. Y mirando adelante, no sólo cabe esperar que los terroristas pidan un sincero y arrepentido perdón, esta sociedad herida tiene un próximo e inexcusable objetivo, un ineludible siguiente escalón de este proceso: cambiar el corazón de los terroristas.
Mientras no cambiemos el corazón de los terroristas, bajo el admirable ejemplo de las víctimas, aunque tengamos las armas no tendremos la paz
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