martes, 29 de abril de 2014

Columna participativa

El pasado viernes, aproveché la interacción que nos permiten las redes sociales para ofrecer este micrófono, o el espacio de esta columna de opinión a nuestros seguidores. La respuesta fue bastante enriquecedora:

Tanto de manera pública como privada las interacciones fueron muy variadas:

Como era de esperar, el desencanto social, genera quejas, y si buscan el micrófono es porque no se sienten escuchados en los foros correspondientes:

Es el caso de Jesús (@Ellukemartos), que hablaba de los maquinistas sin tren, de un colectivo que ha aprobado su plaza para la conducción de vehículos ferroviarios de categoría B y que llevan año y medio en paro esperando que se cumplan las promesas de dotación de sus puestos, y que tras hacer un curso de preparación cuya matrícula asciende a  20.600€ ¿quién les escucha?, ustedes.

O Adrián (@adriandiazgar), antiguo alumno mío de informática, me pide desde Mexico que ponga voz a los estudiantes que tienen que emigrar porque este país no les da oportunidades.

Y también hay quienes, con motivos, no se quejan, porque consideran que hay quien lo pasa peor y prefieren pasar este micrófono virtual que le hemos ofrecido a sus seguidores. 

En la otra cara de la moneda una ex-alumna quisiera transmitir cómo ha superado su situación de paro emprendiendo, tras formarse, utilizando las redes sociales. O Rafa (@RafaOreoYeah), quien veía una oportunidad para llamarles la atención, queridos oyentes, sobre la importancia del reciclaje y el respeto al medioambiente:, como dice la profecía india: Sólo después de que el último árbol sea cortado, de que el último río sea envenenado y de que el último pez sea apresado nos daremos cuenta de que el dinero no se puede comer. 

O Borja, que narra una experiencia vivida con su hermana, en su casa de Mancha Real. Un ejemplo de dos ciudadanos que tras observar de madrugada cómo un personaje maltrata salvajemente a su perro, deciden denunciarlo y seguirlo mientras llega la Guardia Civil para poner final feliz a la amarga historia que vivieron, historia digna de ser leída en primera persona (http://www.borjaramirez.com/) y que acaba en una frase de Gandhi: “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.

Queridos oyentes, ésta es su radio y éste su micrófono, nosotros también les escuchamos.


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