La primera semana tras la Semana Santa ha sido bastante movidita.
Mientras se disparaba la prima de riesgo, hacía lo propio Froilán, y
mientras caía la bolsa, seguía la misma suerte el Rey.
Y es que parece que últimamente a los españoles en general, y a la
Casa Real en particular, no para de salirle el tiro por la culata.
Y mientras se comentan las noticias del imputado y el amputado, o casi
amputado, Urdangarín y Froilán, nadie se acuerda de que van a recortar
10 mil millones en educación y salud; así que de la canción, ni salud
ni dinero, sólo nos queda el amor, y no daré ideas vayan a poner un
copago por enamorarse.
Claro que si lo del copago sanitario llegara realmente a imponerse,
con la racha que llevan, la que se arruinará sería la casa real, y
acabaríamos con un rey realmente (valga la redundancia por lo del rey
realmente) campechano, pero sin orgullo ni satisfacción.
Ante tanto despropósito hay quien ve a la monarquía balanceándose en
la tela de una araña, y quien espera que la baja de su majestad sea
superior a 9 días para poder practicar un despido procedente.
Y si mientras Froilán está en el hospital, el rey estaba en Botsuana, y mientras el rey está en el hospital, la reina está en Grecia...
- ¿Puedo hacer una pregunta?
- Dispara, dispara
- ¿Es la familia real una familia real?,
Y cuidado con la respuesta que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo
- ¿Porqué no te callas?
- Pues me callo, porque no tiene ni pies ni cabeza.
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