domingo, 22 de diciembre de 2013

El fantasma de la Navidad del pasado...del Gordo

Muy buenas tardes. ¿Recuerdan la obra “Un cuento de Navidad” de Charles Dickens?

Escrita en 1843, hace 170 años, es una crítica social a la era victoriana donde las condiciones adversas de prostitución, mendicidad, maltrato a obreros etc se ensañaban especialmente con los niños más desfavorecidos.

En esta época navideña siempre reponen unas cuantas de las 16 adaptaciones cinematográficas con lo que todos recordamos al viejo avaro siendo visitado por los fantasmas.

¿Imaginan que aquí y ahora nos visitara el fantasma de las Navidades del pasado?. 

Nos podría llevar a un 1978 con una tasa de paro del 7,6% o al no tan lejano 1990 con 16% en 1990, incluso al 8,3% en el 2007. El fantasma del presente volvería a morirse con el 27,6 actual.

Pero como hoy toca hablar de la lotería, y felicitar a los paisanos premiados, quizá el fantasma del pasado, nos llevaría a los premiados con el gordo de navidades pasadas, y nos mostraría cómo en la Navidad de 1978 con el gordo se compraban 4 casas y un coche, nos trasladaría más al pasado y veríamos a las familias contentas que en 1940 tenían con el premio gordo para 15 casas o 47 coches. Quizá le daría incluso reparo llevarnos a visitar la Navidad de 1909, en aquellas épocas te podías comprar 20 edificios y 33 coches.

Parece que el Gordo ha dejado de serlo, y de hecho ha caído en la cruel lacra de la anorexia. ahora llegamos a 1 piso y dos coches (y tampoco muy lujosos).

El fantasma de la navidad del pasado nos mostraría a aquellos que incluso dejaban de estudiar y trabajar porque les había sonreído la suerte. El fantasma de la Navidad del presente apesadumbrado le contaría que ahora gracias a la lotería podrían volver a pagarse los estudios universitarios.

No vendría mal que el fantasma de Jacob Marley, el antiguo socio, recordara a más de uno cómo vagaremos por la eternidad y en la memoria,  “arrastrando las cadenas que en vida nos forjamos, eslabón a eslabón”. 

No quiero seguir con el cuento, pues vaya a despertar el fantasma de la Navidad del futuro antes de que lo arreglemos, porque sólo de pensarlo lo que se me viene a la cabeza es la frase final del libro de Dickens, dicha por Tiny Tim, hijo del empleado del viejo avaro: ¡que Dios nos bendiga a todos, a cada uno de nosotros!.

Buenas tardes y Feliz Navidad


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