lunes, 14 de octubre de 2013

El mayor error es el miedo a equivocarse

El pasado jueves tuve la ocasión de reunirme con un grupo de amigos que están montando el perfil en las diferentes redes sociales para una servicio administrativo de bastante calado. Es gratificante ver como desde los puestos de responsabilidad más directamente en contacto con los usuarios son conscientes de la importancia del uso de las redes sociales, y quisiera extender esa ilusión y buen hacer, ojalá en la provincia fuéramos conscientes de la importancia, entre todos pondríamos a Jaén en valor, como dice nuestra campaña de COPE, Jaén en positivo.

Pero no basta con estar en las redes, lo que hagamos que se haga bien. ¿Cuántas marcas no ponen al frente de su perfil al joven becario de turno o al sobrino sin darse cuenta que es la imagen de la compañía?, ¿tienen esos “community manager” la formación adecuada?. ¿están al tanto de las campañas de la empresa y participan en ellas?, ¿saben analizar los perfiles de sus consumidores y aportar la gran cantidad de información que ofrecen los usuarios online?, ¿y qué decir de las denominadas crisis?, ¿saben cómo y cuándo responder?, y de eso a actitudes como generar actividad en el perfil, escuchar, diferenciar entre redes, tener muy en cuenta la seguridad,...es un tema que se toma demasiado a la ligera sin darse cuenta de la trascendencia que tiene para la empresa.

El marketing digital no es una mera extensión del marketing usando internet como herramienta,, conlleva rastrear lo que se dice de la marca en distintos foros, lo que hace la competencia, lo que busca el potencial cliente o usuario, y principalmente el feedback; y todo ello con plena identificación con la imagen de la empresa o institución.

El comunity manager es es el ingeniero en la comunicación online, el médico en las crisis y el abogado en la reputación. Un mal uso lleva errores sonados, como el de Nestle, aprovechado por Grrenpeace para criticar el uso del aceite de palma. O los de Repsol e Indetex usando imágenes de flickr o de blogueros sin su consentimiento ni conocimiento, Coca Cola tuvo la “genial” idea de prometer cambiar el color de sus famosas latas rojas si su página de Facebook llegaba a más de 2 millones de fans. Lo consiguieron en diez días, lo que puso a la multinacional en una situación comprometida, de la que solo pudo salir echándose atrás y reconociendo la imposibilidad técnica de modificar el color.

Pero ahí están. No hay que tener miedo al error, pues la mayor equivocación es tener miedo a equivocarse.
 

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